Resultaría un poco aventurado afirmar esta naturaleza de anticlinal, dado que los estratos quedan casi borrados de la morfología externa, de no existir en el extremo de él la surgencia de Fuente Alhama y la sima del G.E.C. en su parte superior. Pero a pesar de los indicios favorables a esta teoría, deben hacerse nuevas observaciones para asegurarlo.
Las corrientes subterráneas se instalan, en ocasiones, no solo en las charnelas de los sinclinales, recogidas por el favorable buzamiento lateral de los estratos, sino también, aunque parezca paradójico, en el plano axial [vertical] de los anticlinales. Al producirse el plegamiento, los estratos superiores tienen mayor facilidad que los inferiores a fracturarse en diaclasas longitudinales (en el mismo sentido que el eje del plegamiento), ya que sufren una mayor tensión transversal. De este modo, queda la parte superior convexa, preparada para admitir más fácilmente el agua de las precipitaciones e instalar en el fondo, el cauce de una corriente subterránea.
Las fracturas longitudinales en la caliza masiva han favorecido el asentamiento de una corriente hídrica o, mejor, un manto freático que ocupa toda la red de fisuras bajas en el seno de la sierra y a lo largo del plano axial. A ese nivel, seguramente, existe la erosión-corrosión que no se aprecia en la parte aérea explorable de las fracturas de la sima del G.E.C.
¿De dónde procede el agua abundante del manantial de Fuente Alhama? Esta fue la pregunta que más frecuentemente escuchamos durante el campamento.
En los sistema kársticos tabulares, tan diferentes de los que aquí tratamos, donde el agua sigue
[Transcripción interrumpida. Hay otras notas de texto originales.]
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